Antonio Hernández Robles

Quiero agradeceros tanto a los seguidores como a los visitantes el que encontréis este Blog, como una forma de disfrutar del trabajo de campo que lleva a cabo este humilde fotógrafo y naturalista, con ello pretendo mostrar la Vida Salvaje y la Naturaleza que nos rodea, para así aprender a conocerla y a quererla, siendo este medio una manera de acercarnos a ella desde el punto de vista del naturalista, fotógrafo y amante del mundo animal.

Espero que disfrutéis y agradezco mucho la visita y los comentarios que algunos dedicáis a este trabajo.

Gracias.

domingo, 28 de diciembre de 2014

BUITRES


Previa a la llegada del quebrantahuesos en el hide de Photologistics en Solsona, en la comarca del pre-pirineo leridano, es condición indispensable el paso de los buitres por el lugar. Ellos se encargan de limpiar los cadáveres de piel y carne dejando al descubierto los huesos que serán aprovechados por el quebrantahuesos.

Estas son unas cuantas imágenes de ese paso de los buitres leonados por la zona.

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martes, 2 de diciembre de 2014

EN BUSCA DEL PÁJARO DE BARRO


    Después  de muchos preparativos y una vez resueltos los detalles de última hora, mi buen amigo Juanjo Cárave y yo junto con nuestras respectivas familias, partimos el pasado siete de noviembre hacia el pueblo de Solsona, con la esperanza de fotografiar al mítico quebrantahuesos.
   Son casi  800 kilómetros los que nos esperan hasta llegar a nuestro destino, que decidimos afrontar durante la noche para así aprovechar al máximo nuestra corta estancia en esta zona del pre-Pirineo catalán.
   Salimos sobre las doce de la noche y tras una larga y oscura noche de conducción, por fin sobre las 8,30 de la mañana llegamos a nuestro destino.
   Allí nos esperaban Carles Santana y Roger Sanmartí de Photologistics, que muy amablemente nos ofrecieron sus hides y toda la infraestructura necesaria para conseguir tan anhelado objetivo.
    Nos dice Carles, que entrando al hide sobre las once de la mañana es suficiente. Aquí surgen mis primeras dudas, yo acostumbrado a ver amanecer dentro del hide, pero bueno, habrá que confiar en su experiencia con esta ave, no sin ciertas reticencias por mi parte.
   Al día siguiente después de un pequeño trayecto en todo terreno llegamos al punto, una pequeña colina, que desde el hide nos ofrece una perspectiva al mismo nivel del suelo, con un fondo y orientación de la luz perfecta casi durante todo el día.
   Mientras Carles va esparciendo por el suelo la carnaza que atraerá a los buitres y unas cuantas patas de ovino para el quebranta, vamos preparando los equipos y en pocos minutos nos quedamos solos….empieza la cuenta atrás.
   Había transcurrido una hora y media y solo una pareja de cuervos nos estaba amenizando la mañana, cuando sucedió lo que nunca hubiésemos esperado que pasara y es que como salido de la nada, levantamos la cabeza después de unos instantes de relax y vemos a un señor plantado delante de las carroñas mirándolas fijamente como si esperase que le hablaran.
   Lo primero que me vino a la cabeza es “si hemos hecho ochocientos kilómetros para que nos pase esto, me retiro”. Durante unos instantes dudamos en si gritarle, o pedirle que posara con una pata en la boca en plan quebrantahuesos y fotografiarlo a falta del bueno.
   Conservamos la calma y al cabo de unos minutos se canso de observar las carroñas y se marchó. En pocos minutos teníamos de nuevo la pareja de cuervos con sus idas y venidas y eso nos transmitió cierta tranquilidad, pero como le dije a Juanjo, “empezamos de cero”.
   Cerca de las dos de la tarde una concentración de siluetas negras se ciernen sobre el hide, ¡los buitres leonados ya está aquí!. En pocos minutos van cayendo como proyectiles vivientes unos sobre otros. ¡Empieza la fiesta!, le digo a Juanjo. Peleas, aterrizajes, vuelos, no despegamos el ojo del visor, pero estas fotos las dejaré para otra ocasión, dedicando esta en exclusiva al verdadero protagonista, el que hemos venido a buscar.
   Pero igual que vinieron los buitres se marcharon, dejando tras de sí un silencio tenso, que solo era roto esporádicamente por la pareja de cuervos, que regresaron a por su ración, tras la marcha de los buitres. Los minutos se hacen eternos. Juanjo le envía un WhatsApp a Carles para preguntarle: ¿Cuánto tarda en bajar el quebranta, después de la marcha de los buitres?, pues ya sabíamos que es técnicamente necesario, que primero bajen los buitres y se marchen, para que posteriormente acuda el quebrantahuesos. Carles le responde: entre una y una hora y media.
   Con la puntualidad típica de un Sir. Inglés a la hora de tomar el té, miramos hacia el cielo y vemos en la lejanía una silueta negra volando a gran velocidad en línea recta como si de un gigantesco halcón se tratara, pasando por encima nuestro para desaparecer. “El quebranta, le comento a Juanjo”, los corazones se aceleran y la espera se hace más insoportable si cabe. ¿Volverá o pasará de largo?, nos preguntamos.
   Pasan los minutos y de pronto aparece en vuelo rasante por delante de nuestro hide, ¡¡ahora si, ya está aquí!!, dos pasadas más y por fin se decide a tomar tierra. Se puede sentir hasta en nuestra piel, como sus enormes alas de casi tres metros de envergadura mueven el viento al aterrizar.
   Nos ponemos a lo que hemos venido, que es hacer fotos mientras el, o mejor dicho ella, (pues después nos comentó Carles a la vista de las fotos que se trata de la hembra), busca una pata, la coge con su pico para pasársela después a una pata y marcharse a dar cuenta de ella en otro lugar, (imagino que un enorme paredón rocoso donde se sienta totalmente tranquila).
   Nos supo a poco esta breve visita y le dijimos a Carles si había posibilidades de que volviera, nos dijo que si, que era muy probable que hiciera varias visitas, como así fue. Hasta tres veces se repitió la misma operación, entrando cada una de ellas más confiado que la anterior y dándonos mas tiempo para componer mejor nuestra imágenes.

   Sobre las cinco de la tarde vino Carles a recogernos, saliendo de nuestro escondite con una sonrisa de oreja a oreja por haber logrado nuestro propósito de fotografiar a una de las aves tan míticas y carismáticas como escasa, como es el pájaro de barro.

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sábado, 25 de octubre de 2014

EL MIRLO ACUÁTICO (cinclus cinclus)

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   El mirlo acuático, una rareza entre las aves de la Región de Murcia, no se si existirá alguna pareja más, pero es muy probable que la que aquí os muestro, sea la única pareja reproductora que habita los ríos de media y alta montaña de la región.
   Y es que gracias a los trabajos de estudio y seguimiento llevados a cabo por Jesús Rodríguez y Cristina Sobrado, tuve la oportunidad de observar y fotografiar a este rechoncho pájaro en sus idas y venidas entre los rápidos y torrenteras, en busca de larvas e insectos acuáticos que encuentra sumergiéndose mediante un potente aleteo y revolviendo las piedras del lecho del río en las que se esconden.
   Pocas aves están tan ligadas a los cursos de agua bien conservados y tranquilos como el mirlo acuático. Es por esto que es uno de los mejores bioindicadores de la calidad ambiental de nuestros cauces y por desgracia, por este motivo también, su número desciende alarmantemente.


















martes, 30 de septiembre de 2014

EL VIEJO REY

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   Gracias a la amabilidad de la empresa PHOTOLOGISTIC, y contando con la agradable compañía de mi buen amigo Juan José Cárave, pudimos disfrutar de una jornada en su hide para águila real de Sierra Espuña (Murcia). Y como era de esperar, ya que se nota el trabajo bien hecho y las muchas horas que hay empleadas en lograr que el hide funcione, las águilas no defraudaron, contando con la presencia de tres ejemplares, supongo de de la misma familia, macho, hembra y un jóven del año.
  

              EL VIEJO REY
     La longitud de su ganchudo pico y sus garras quebradas por mil batallas, hablan de la lucha por la supervivencia  de este viejo macho, que a buen seguro habrá reinado durante muchos años, en las altas cumbres de Sierra Espuña.


Cámara A77MII, Sony 70-400 a 250mm., Exposición: 1/320 en F/7.1, ISO: 200


Cámara A77MII, Sony 70-400 a 300mm., Exposición: 1/250 en F/7.1, ISO: 200


El joven, con esa mirada, entre ingenua y curiosa, tiene todo un mundo por descubrir.

Desde su atalaya de aire, vigila su basto territorio y os puedo asegurar, que nada de lo que sucede ahí abajo, escapa a sus penetrantes ojos.


Muchos no lo saben, pero el águila real es una de las aves más rápidas del mundo después del halcón peregrino. Sus picados pueden superar los 250 kilometros por hora.


Majestuoso, domina su reino, desde su trono de viejo pino partido por el vendaval, que como el mismísimo rey, exhibe las heridas que le infringió el tiempo.


Cámara A77MII, Sony 70-400 a 180mm., Exposición: 1/320 en F/7.1, ISO: 200


Cámara A77MII, Sony 70-400 a 330mm., Exposición: 1/400 en F/5.6, ISO: 250


La jóven hembra, astuta y desconfiada, solo permaneció unos segundos antes de marcharse, solo nos dio tiempo para un par de fotos


Cámara A77, objetivo Sigma 500 mm. + teleconvertidor 1.4, Exposición: 1/200 en F/7.1, ISO: 200


Cámara A77, objetivo Sigma 500 mm. + teleconvertidor 1.4, Exposición: 1/100 en F/7.1, ISO: 200




martes, 2 de septiembre de 2014

EL BUITRE LEONADO - Los grandes carroñeros de Monfragüe IV


    El sueño de cualquier fotógrafo de fauna, es poder fotografiar lo que solemos llamar “carroñada”, uno de los mayores espectáculos que se dan en la Naturaleza.

Si esto lo hacemos en el parque Nacional de Monfragüe, uno de los paraísos de las grandes rapaces de la península ibérica, el espectáculo puede alcanzar dimensiones épicas, cuando se concentran delante de nuestra cámara milanos negros, milanos reales, alimoches, buitres negros y buitres leonados, cuervos, rabilargos y otros pequeños comensales que se añaden a la fiesta. 
    Para finalizar esta serie, le toca al más abundante de nuestros buitres, el buitre leonado (Gyps fulvus).
    Unos sesenta individuos, hicieron acto de presencia en La Cañada. Lo que hasta ese momento era un mar de tranquilidad, pronto se convirtió en un espectáculo donde las luchas por abrirse paso hasta la carroña, los graznidos y las plumas al viento, nos hicieron muy difícil dirigir nuestros objetivos hacia un punto concreto y concentrarnos en una acción determinada, a veces incluso apartábamos nuestros ojos del ocular de la cámara para deleitarnos con este grandioso espectáculo de la Naturaleza, olvidándonos hasta de hacer fotografías.
    Aquí os muestro un pequeño resumen de las fotografías que realicé a mis siempre queridos buitres leonados, a los que siendo más joven dediqué muchas horas de mi vida, para que en el día de hoy disfrutemos de la silueta de sus inmensas alas, surcando los cielos murcianos.

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A su llegada ninguno se decide a ser el primero, intentando establecer su jerarquía
con esta postura típica con las alas abiertas, para aparentar ser mas grandes.





Una vez que el primero empieza a comer, los demás le siguen de manera implacable.

Una vez saciados, algunos toman baños de sol abriendo las alas para
ofrecer mayor superficie expuesta a los rayos solares.



La expresiva mirada de este buitre lo dice todo, se peleará
con quien haga falta para obtener su ración de carne.





Mucho más numerosos que los buitres negros y seguramente por su carácter gregario,
se muestran mucho mas agresivos que estos, y a pesar de su menor tamaño
imponen su autoridad, desplazando a los negros hacia la zona más exterior del grupo.





En pocos minutos la carroña queda reducida a un despojo de piel y huesos

Terminado el festín se preparan para su marcha