Antonio Hernández Robles

Quiero agradeceros tanto a los seguidores como a los visitantes el que encontréis este Blog, como una forma de disfrutar del trabajo de campo que lleva a cabo este humilde fotógrafo y naturalista, con ello pretendo mostrar la Vida Salvaje y la Naturaleza que nos rodea, para así aprender a conocerla y a quererla, siendo este medio una manera de acercarnos a ella desde el punto de vista del naturalista, fotógrafo y amante del mundo animal.

Espero que disfrutéis y agradezco mucho la visita y los comentarios que algunos dedicáis a este trabajo.

Gracias.

sábado, 14 de mayo de 2011

AGUILA REAL (aquila chrysaetos)


A580, 70-400 a 280mm. iso200, 1/800 en f7.1+1.3
Esta entrada está dedicada integramente al águila real, justamente denominada la reina de las aves, con más de dos metros de envergadura, no existe otra ave más poderosa sobre la tierra, capaz de dar muerte a presas mucho mayores que ella como el muflón, e incluso utilizada en cetrería por algunos pueblos de Asia central como Kirguistán para cazar lobos, aunque si la comida escasea es capaz de adaptarse, cazando lagartos, serpientes en incluso alimentarse de carroña, siendo sus presas principales el conejo y los córvidos. Para mi este ave ha ejercido desde siempre una fascinación muy grande, majestuosa cuando está posada, poderosa cuando vuela, creo que para cualquier fotógrafo de Naturaleza, es todo un desafío poder fotografiarla, y que cualquiera desearía tener en sus archivos, debido a su carácter sumamente esquivo, controlando con su excelente vista todo su territorio que puede superar los 10 kms. de diámetro, desapareciendo ante la más mínima presencia humana y dejarte plantado durante días enteros.

A580, 70-400 a 230mm. iso200, 1/1000 en f7.1+1.3
Cuando se posa, siempre elige las atalayas más altas, desde donde puede controlar todo su territorio
A580, 70-400 a 280mm. iso200, 1/800 en f7.1+1.3
También os dejo un pequeño vídeo, no de muy buena calidad de esta hembra de águila real alimentándose
A580, 70-400 a 250mm. iso200, 1/250 en f8
Cuando mira a la cámara se te acelera el pulso
A580, 70-400 a 160mm. iso200, 1/800 en f7.1+1.3
A punto de echar a volar
A580, 70-400 a 280mm. iso200, 1/500 en f8+1.3
A580, 70-400 a 300mm. iso200, 1/400 en f8
Aquí se pueden ver las enormes garras de esta imponente hembra
A580, 70-400 a 250mm. iso200, 1/400 en f7.1
Cuando se alimenta las urracas molestan todo lo que pueden para ver si pillan bocado
A580, 70-400 a 330mm. iso100, 1/320 en f7.1
A580, 70-400 a 250mm. iso200, 1/400 en f8
Sacudiéndose las plumas
A580, 70-400 a 230mm. iso200, 1/640 en f8+1
Haciendo sus necesidades, como todo el mundo
A580, 70-400 a 250mm, iso200, 1/160 en f8
Unos cuantos estiramientos
A580, 70-400 a 280mm. iso200, 1/1000 en f701+1
Otra mirada a la cámara.
A580, 70-400 a 280mm. iso200, 1/200 en f7.1
Con la presa. Por supuesto dejar muy claro, que nunca utilizo cebos vivos para la realización de fotografías y que el conejo ya estaba muerto, procedente de los que encuentro y voy recogiendo atropellados, y de la paciencia de mi mujer que le ocupan durante meses un buen espacio en el congelador.
A580, 70-400 a 280mm. iso200, 1/400 en f7.1
A580, 70-400 a 280mm. iso200, 1/200 en f7.1
A580, 70-400 a 300mm. iso200, 1/320 en f7.1
A580, 70-400 a 300mm. iso200, 1/250 en f7.1
A33, 70-400 a 230mm. iso200, 1/640 en f6.3
Tiro de archivo para mostrar este retrato de una impresionante hembra
A580, 70-40 a 280mm. iso400, 1/125 en f6.3
Un pequeño fotomontaje con el que he realizado la cabecera del blog.
A580, 70-400mm. iso200, 1/250 en f7.1
Para finalizar, este es el hide o aguardo desde donde se realizaron las sesiones fotográficas. Fue construido durante la noche, con el fin de alterar mínimamente el comportamiento de la rapaz, también la entradas de cada sesión se hacían antes del amanecer y las salidas después de haber anochecido, subiendo y bajando la montaña en solitario utilizando un frontal para ver el terreno durante una media hora de recorrido y salvando un gran desnivel, como se aprecia en la foto.
Las estancias en este habitáculo duraban una media de 14 horas seguidas, dándose la circunstancia de que casi siempre entraba a primeras horas de la mañana, debiendo permanecer hasta al menos media hora después de haber oscurecido y poder salir, para así tener más posibilidades de éxito la siguiente sesión.