Antonio Hernández Robles

Quiero agradeceros tanto a los seguidores como a los visitantes el que encontréis este Blog, como una forma de disfrutar del trabajo de campo que lleva a cabo este humilde fotógrafo y naturalista, con ello pretendo mostrar la Vida Salvaje y la Naturaleza que nos rodea, para así aprender a conocerla y a quererla, siendo este medio una manera de acercarnos a ella desde el punto de vista del naturalista, fotógrafo y amante del mundo animal.

Espero que disfrutéis y agradezco mucho la visita y los comentarios que algunos dedicáis a este trabajo.

Gracias.

lunes, 11 de abril de 2016

EN BUSCA DEL LINCE IBERICO


   Recientemente mi mujer y yo viajamos a la Sierra de Andújar (Jaén), donde pasaríamos cuatro días con la intención de observar y a ser posible fotografiar a nuestro escaso y valioso lince ibérico (Lynx pardinus).
   Sabíamos que no sería tarea fácil pues a pesar de ser la sierra con más alta densidad de ejemplares por km. cuadrado, estamos tratando con uno de los mamíferos más escasos del planeta. Si a esto le añadimos el sigilo con que acostumbra a moverse y lo bien que se mimetiza con el entorno, las posibilidades de observarlos son bastante escasas.
   La sierra de Andújar se encuentra en la zona noroccidental del la provincia de Jaén, en pleno corazón de Sierra Morena. Fué cuna de bandoleros durante el siglo XIX, y es uno de los bosques mediterráneos mejor conservados de la península, siendo delimitada por los ríos Jándula y Yeguas.

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Amanecer en en Jándula


El paisaje típico de la Sierra de Andújar lo constituyen lomas de escasa pendiente salpicadas de encinas, alcornoques, pinos, quejigos y robles. Una pequeña parte del parque esta formada por la típica dehesa, principalmente de encinas, seguida de alcornoques y quejigos. Esta forma de explotación por el hombre, mantiene el equilibrio de los ecosistemas, dando cobijo a multitud de especies animales como el ciervo, gamo o jabalí y entre las aves más representativas, podemos observar varias joyas de la fauna ibérica como el águila imperial ibérica, el buitre negro o la cigüeña negra entre otras. 
   Entre las especies arbóreas existe una abundancia de matorral ideal para dar cobijo a nuestro príncipe de la sierra, el lince, así como a su principal presa y fuente de sustento, los conejos. Las principales especies arbustivas la componen las jaras y los lentiscos, seguidas por los romeros, el cantueso, madroños y acebuches.


Ciervo ibérico, (Cervus elaphus)

     Sería un error dedicar toda nuestra visita a la Sierra de Andújar a la observación del lince ibérico (aunque reconozco que la mayoría de la gente, entre los que me incluyo, es nuestro principal objeto de deseo), ya que posee otras riquezas faunísticas y paisajistas de incalculable valor. Durante nuestra visita pudimos observar a la emblemática águila imperial ibérica (aquila adalberti), buitres negros (aegypius monachus), entre grandes bandos de buitres leonados (gyps fulvus), perdices, rabilargos y una largo etcétera de fauna alada.
   Entre los mamíferos resulta fácil observar ciervos, gamos y muflones, así como algún que otro jabalí. 

Perdiz común (Alectoris rufa)

Perdiz común macho(Alectoris rufa)

    También tendremos la oportunidad de visitar varias ganaderías de reses bravas.

La impresionante estampa del toro bravo como a mi me gusta verla, en la dehesa.

   El primer día de nuestra visita y tras un montón de horas de espera, el día llega a su fin y ni rastro del lince. Oscurece y unos compañeros del lugar nos dicen que lo han visto a unos 500 metros de nuestra posición, nos acercamos a ese punto y entre varios observadores intentamos localizar al gato, ya casi sin luz observamos su caminar pausado a más de un kilómetro de distancia perderse entre los lentiscos. Bueno....al menos hemos visto al lince, mañana a madrugar y seguir intentándolo.
   Apenas ha salido el sol y ya estamos en posición para el segundo intento de observar a nuestro lince. Hace un frío que pela y ni la ropa, guantes o gorros logran contrarrestar las bajas temperaturas, procuro moverme de una lado a otro para evitar que los pies se me congelen. Han pasado más de cinco horas cuando en lo alto de una loma un colega dice "lince", buscamos una posición adecuada desde donde divisarlo bien, de pronto el lince para de caminar y se echa a descansar junto a unos lentiscos por lo que lo perdemos de vista, permanecemos atentos pues sabemos su posición y que tarde o temprano se tendrá que levantar, como así sucedió al cabo de unos minutos, momento que aproveché para sacarle las primeras fotos.
   No sin cierta dificultad, porque el pulso acelerado y los nervios te juegan malas pasadas....pero al fin ¡tengo mi lince!. 
   La verdad, resulta difícil describir las emociones cuando tienes delante a este escaso y hermoso animal.









    Después de este primer encuentro decidimos relajarnos un poco recorriendo otros parajes de la sierra, como  los márgenes del Jándula el cual nos deparó agradables sorpresas, como este breve pero emocionante encuentro con la activa nutria.

Nutria (Lutra lutra)

   O este cormorán grande que reposa en un recodo del río después de la pesca.

Cormorán grande (phalacrocorax carbo)
 
    El tercer día no hubo avistamiento de lince. En este sentido recomendaría a los que se decidan a intentar la observación del lince, que no resulta fácil pese a contar con una densidad relativamente alta. Hay que estar dispuesto a pasar muchas horas, (lo mejor es buscar un sitio desde donde se domine una buena extensión de terreno), estático y sin parar de otear el monte con los prismáticos y contar con un poquito de suerte. Hay quien ha llegado y besado el santo y quien después de varios viajes no ha conseguido verlo, pero estando atento a los movimientos de los córvidos, que ante cualquier depredador suelen alertar de su presencia en un porcentaje muy alto, (no siempre), y sobre todo con mucha paciencia, las posibilidades de tener éxito aumentan de forma notable.

   Llegamos al cuarto y último día de nuestro viaje y en cuanto amanece ya estamos preparados para otra jornada.
   Pasan las horas y nada, hasta que pasado el medio día, como aparecido de la nada lo veo justo enfrente de mi, sentado tranquilamente en una zona soleada. No sé el tiempo que llevaría allí tranquilamente tomando el sol, le hago unas pocas fotos hasta que igual que había venido decide marcharse, cruza el camino y sube la montaña con ese andar pausado que le caracteriza, hasta que lo perdemos de vista.




 La situación del lince ibérico en España, parece que va mejorando poco a poco, según el último censo realizado en 2015, en el que cifran su población total en unos 404 individuos, de los que 120 corresponden a hembras reproductoras, repartidos entre Andalucía, donde se concentra el 80% de la población, Castilla La Mancha, Extremadura y Portugal, suponiendo la cifra más álta de los últimos 15 años.
   Las principales causas de mortalidad de los linces son los atropellos, 31 el año pasado, 8 por causas desconocidas y tres por furtivismo entre otras.
   A pesar de estas cifras alentadoras, hay que seguir actuando, sobre todo en frenar las muertes por atropellos y establecer planes para la recuperación del conejo de monte, su principal fuente de alimento, que por culpa de una nueva cepa de la enfermedad hemorrágico vírica (RHD), ha visto caer sus poblaciones en más de un 50% y que no solo afectaran al lince ibérico, si no a otras muchas especies cuya principal fuente de sustento es el conejo, dado el papel fundamental que desempeña este, en el mantenimiento de los ecosistemas.
   Es de agradecer el esfuerzo que se está realizando tanto por parte de las administraciones, científicos, biólogos, veterinarios, guardería y todo el personal que trabaja sin descanso, tanto en los centros de cría, como a pié de monte, para que algún día podamos disfrutar de la presencia del lince en nuestros campos, por toda la geografía española.

   Durante las esperas para divisar al lince, suele ser habitual observar a los conejos de monte corretear por los claros entre jaras y lentiscos.
 Conejo de monte (Oryctolagus cuniculus), principal fuente de alimento del lince ibérico.

   Por fin, el último día de nuestro viaje va llegando a su fin, vamos recogiendo los bártulos mientras admiramos una puesta de sol espectacular sobre el santuario Virgen de la Cabeza.
   Pero nos quedaba una última sorpresa. Nuestro amigo el lince parece que no quería que nos marchásemos sin despedirse de nosotros. Ya con muy poquita luz, unos colegas nos advierten que unos metros más arriba ha sido avistado un lince, vamos al lugar y allí lo teníamos, a no más de 15 metros cruzó el camino delante de nosotros para después pasearse por la ladera de la montaña con ese andar pausado, majestuoso, seguro de si mismo, hasta que tranquilamente desapareció montaña arriba, lo que puso el broche de oro a esta gratificante experiencia como es disfrutar de la observación de una de las mayores joyas de nuestra fauna ibérica.




      Nos marchamos de la sierra con el gran sabor de boca de este emocionante encuentro final con el lince, de haber disfrutado de los vuelos del águila imperial y el buitre negro, de ver las idas y venidas de las nutrias por el  Jándula, admirar las bellas puestas de sol que nos brinda sierra Morena cada atardecer y con el firme propósito de volver pronto.

Vista panorámica de la sierra de Andújar con el santuario Virgen de la Cabeza al fondo.