Pasó el verano y por fin llegaron las primeras lluvias, que como suele ser cada vez más habitual en esta tierra, después de tantos meses de sequía y olas de calor, lo hacen en forma de diluvio universal, causando enormes pérdidas tanto materiales como en este caso de vidas humanas.
El bebedero ha dejado de funcionar y ahora toca hacer un repaso de lo que han sido estos cuatro meses dedicado por completo a el, no solo, por la cantidad de sesiones fotográficas realizadas, sino por tareas de mantenimiento, arreglos etc.
Lejos quedan ya los meses de junio y julio cuando acudían a saciar su sed estos jóvenes azores.
Desde el interior del hide, fui testigo de sus primeros y titubeantes vuelos, ( antes de nada aclarar que el nido situado en lo mas espeso del bosque distaba del bebedero más de 200 metros, situado en un claro para que pudiera ser divisado por la mayor cantidad de aves, siendo el único punto de agua en varios kilómetros a la redonda, por lo que una vez los pollos abandonaron el nido, gran parte de sus primeros días fuera de el, giraban en torno al bebedero), de como reclamaban insistentemente a sus progenitores la comida que estos aportaban cada vez con menos frecuencia, de como la buena armonía familiar de los hermanos compartiendo posadero, poco a poco dio paso a violentas rencillas por apropiarse de la presa que acababa de traer uno de los adultos, fui testigo privilegiado de sus primeras prácticas de caza, durante algunas semanas llegaron a tener totalmente sitiado el bebedero, abalanzandose sobre cualquier ave mayor que un mirlo con unos vuelos acrobáticos sorteando las ramas de los árboles a tal velocidad que hasta me olvidaba de hacer fotos ante la magnitud del espectáculo. Por un tiempo dejaron de acudir a beber las ardillas, pitos reales, palomas torcaces etc. Para ser sinceros he de reconocer que hubo momentos en que llegué a desesperarme cada vez algún ave interesante para mi objetivo, intentaba bajar y los azores la ahuyentaban con sus pasadas. También es verdad que jamás lograron una captura en las inmediaciones del bebedero de la que yo fuera testigo, la presas extreman las precauciones al máximo y saben defenderse, por cierto muy bien, la vida no es fácil en la naturaleza para nadie.
Conforme pasaban las semanas, los lastimeros gritos de los pollos llamando a sus padres se escuchaban más y más lejanos, a la vez que mas espaciados en el tiempo y menos intensos, imagino que estarían aprendiendo a valerse por si mismos y no tendrían la necesidad de sus padres con tanta frecuencia.
Y así casi sin darme cuenta, llegó el día en que dejé de escucharlos y de verlos. Imagino que irían ampliando sus zonas de campeo, buscando nuevos territorios donde establecerse.
Ahora, con el otoño a la vuelta de la esquina, les deseo lo mejor, que salgan adelante y que algún día lleguen a tener la imponente figura de su madre, grabada en mi retina el día que se plantó delante de mi cámara.
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Me hubiera gustado tener a los tres en el cuadro, pero como en todas las familias, siempre hay uno rebelde que va por libre |
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Este es el rebelde, ¿ a que se nota? Con un caracter más agresivo que sus hermanos, siempre apostado a cierta distancia de estos |
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Montando guardia en una rama cercana |
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Alguna aves son capaces de desafiar a la mismísima muerte para calmar su sed |
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Bueno, no es para tanto, yo creo que las aves son conscientes de la poca pericia de estos jóvenes a la hora de cazar, pero tengo que reconocer que hay miradas que matan |
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Aunque ese día el nivel del agua estaba muy bajo y no se ve, les gustaba estar largas horas con las patas dentro del agua |
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Descansando en el posadero |
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Estos dos hermanos parecen llevarse realmente bien
Incluso uno, aguanta las travesuras de su hermano mientras juega con las plumas de su cola
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Para terminar una de mis preferidas del rebelde ¡¡ya apunta maneras !! |