Antonio Hernández Robles

Quiero agradeceros tanto a los seguidores como a los visitantes el que encontréis este Blog, como una forma de disfrutar del trabajo de campo que lleva a cabo este humilde fotógrafo y naturalista, con ello pretendo mostrar la Vida Salvaje y la Naturaleza que nos rodea, para así aprender a conocerla y a quererla, siendo este medio una manera de acercarnos a ella desde el punto de vista del naturalista, fotógrafo y amante del mundo animal.

Espero que disfrutéis y agradezco mucho la visita y los comentarios que algunos dedicáis a este trabajo.

Gracias.

viernes, 23 de junio de 2017

EL BUITRE SABIO

   Hace ya demasiados años, allá por el año 1978 el naturalista Félix Rodríguez de la Fuente nos presentaba a Gaspar, un joven alimoche que no había tenido la oportunidad de viajar a África dónde otros congéneres suyos, aprendieron hace siglos a romper las duras cascaras de los huevos de avestruz, arrojando sobre ellos piedras de un determinado tamaño para alimentarse de su nutritivo contenido.
   Siendo ésto un comportamiento excepcional, pues es de los pocos animales junto con chimpancés y otros primates, cuervos, elefantes, delfines, nutrias marinas y alguno más que me dejaré, capaces de usar herramientas para un determinado fin, bien sea alimentarse, cazar, asearse etc.
   Con este experimento Félix nos enseñó como Gaspar, a pesar de no haber tenido contacto con otros individuos de su especie y por lo tanto observar como otros lo hacían, era capaz de coger guijarros y lanzarlos con fuerza contra el huevo hasta romper su cascara, demostrando con esto que se trata de un comportamiento instintivo.
   Cierto es que en algún momento de la evolución de la especie, hace posiblemente miles de años los primeros alimoches transmitirían este aprendizaje a sus descendientes hasta el punto de convertirse en algo congénito, demostrando con esto que los alimoches tienen memoria genética.












   ¿Pero que pasa cuando el huevo es demasiado pequeño?, pues que los alimoches hacen lo contrario, es decir cogen el huevo con el pico y lo arrojan directamente contra el suelo hasta que este se rompa y acceder a su contenido.
   Claro que a falta de huevos de avestruz en nuestro país, este es el comportamiento que pude fotografiar y que os muestro en esta serie de fotografías.
   Y que mejor lugar para encontrar alimoches y otras aves carroñeras que el parque Nacional de Monfragüe, en el Hide La Cañada, donde gracias a la amabilidad de sus propietarios tuvimos ocasión de observar y fotografiar esta y otras grandes carroñeras de nuestro país en un entorno privilegiado.

















   Esta rapaz de mediano tamaño que antaño habitaba todos los rincones de la geografía española y que en las últimas décadas ha sufrido uno de los retrocesos más alarmantes, colocándole en una peligrosa situación y todo porque debido a su particular forma de alimentarse, es especialmente sensible a la colocación de venenos, que aún se siguen sembrando en nuestros campos por parte de verdaderos criminales, así como las incomprensibles políticas europeas de no permitir abandonar los cadáveres en el campo, como se hizo toda la vida, para que nuestras carroñeras cumplan la función para que se especializaron desde lo más remoto de los tiempos.





   

1 comentario:

  1. Me acuerdo cuando veíamos estas imágenes en los documentales de Felix Rodriguez de la Fuente.. Que maravilla... :-)))

    ResponderEliminar