Antonio Hernández Robles

Quiero agradeceros tanto a los seguidores como a los visitantes el que encontréis este Blog, como una forma de disfrutar del trabajo de campo que lleva a cabo este humilde fotógrafo y naturalista, con ello pretendo mostrar la Vida Salvaje y la Naturaleza que nos rodea, para así aprender a conocerla y a quererla, siendo este medio una manera de acercarnos a ella desde el punto de vista del naturalista, fotógrafo y amante del mundo animal.

Espero que disfrutéis y agradezco mucho la visita y los comentarios que algunos dedicáis a este trabajo.

Gracias.

martes, 2 de diciembre de 2014

EN BUSCA DEL PÁJARO DE BARRO


    Después  de muchos preparativos y una vez resueltos los detalles de última hora, mi buen amigo Juanjo Cárave y yo junto con nuestras respectivas familias, partimos el pasado siete de noviembre hacia el pueblo de Solsona, con la esperanza de fotografiar al mítico quebrantahuesos.
   Son casi  800 kilómetros los que nos esperan hasta llegar a nuestro destino, que decidimos afrontar durante la noche para así aprovechar al máximo nuestra corta estancia en esta zona del pre-Pirineo catalán.
   Salimos sobre las doce de la noche y tras una larga y oscura noche de conducción, por fin sobre las 8,30 de la mañana llegamos a nuestro destino.
   Allí nos esperaban Carles Santana y Roger Sanmartí de Photologistics, que muy amablemente nos ofrecieron sus hides y toda la infraestructura necesaria para conseguir tan anhelado objetivo.
    Nos dice Carles, que entrando al hide sobre las once de la mañana es suficiente. Aquí surgen mis primeras dudas, yo acostumbrado a ver amanecer dentro del hide, pero bueno, habrá que confiar en su experiencia con esta ave, no sin ciertas reticencias por mi parte.
   Al día siguiente después de un pequeño trayecto en todo terreno llegamos al punto, una pequeña colina, que desde el hide nos ofrece una perspectiva al mismo nivel del suelo, con un fondo y orientación de la luz perfecta casi durante todo el día.
   Mientras Carles va esparciendo por el suelo la carnaza que atraerá a los buitres y unas cuantas patas de ovino para el quebranta, vamos preparando los equipos y en pocos minutos nos quedamos solos….empieza la cuenta atrás.
   Había transcurrido una hora y media y solo una pareja de cuervos nos estaba amenizando la mañana, cuando sucedió lo que nunca hubiésemos esperado que pasara y es que como salido de la nada, levantamos la cabeza después de unos instantes de relax y vemos a un señor plantado delante de las carroñas mirándolas fijamente como si esperase que le hablaran.
   Lo primero que me vino a la cabeza es “si hemos hecho ochocientos kilómetros para que nos pase esto, me retiro”. Durante unos instantes dudamos en si gritarle, o pedirle que posara con una pata en la boca en plan quebrantahuesos y fotografiarlo a falta del bueno.
   Conservamos la calma y al cabo de unos minutos se canso de observar las carroñas y se marchó. En pocos minutos teníamos de nuevo la pareja de cuervos con sus idas y venidas y eso nos transmitió cierta tranquilidad, pero como le dije a Juanjo, “empezamos de cero”.
   Cerca de las dos de la tarde una concentración de siluetas negras se ciernen sobre el hide, ¡los buitres leonados ya está aquí!. En pocos minutos van cayendo como proyectiles vivientes unos sobre otros. ¡Empieza la fiesta!, le digo a Juanjo. Peleas, aterrizajes, vuelos, no despegamos el ojo del visor, pero estas fotos las dejaré para otra ocasión, dedicando esta en exclusiva al verdadero protagonista, el que hemos venido a buscar.
   Pero igual que vinieron los buitres se marcharon, dejando tras de sí un silencio tenso, que solo era roto esporádicamente por la pareja de cuervos, que regresaron a por su ración, tras la marcha de los buitres. Los minutos se hacen eternos. Juanjo le envía un WhatsApp a Carles para preguntarle: ¿Cuánto tarda en bajar el quebranta, después de la marcha de los buitres?, pues ya sabíamos que es técnicamente necesario, que primero bajen los buitres y se marchen, para que posteriormente acuda el quebrantahuesos. Carles le responde: entre una y una hora y media.
   Con la puntualidad típica de un Sir. Inglés a la hora de tomar el té, miramos hacia el cielo y vemos en la lejanía una silueta negra volando a gran velocidad en línea recta como si de un gigantesco halcón se tratara, pasando por encima nuestro para desaparecer. “El quebranta, le comento a Juanjo”, los corazones se aceleran y la espera se hace más insoportable si cabe. ¿Volverá o pasará de largo?, nos preguntamos.
   Pasan los minutos y de pronto aparece en vuelo rasante por delante de nuestro hide, ¡¡ahora si, ya está aquí!!, dos pasadas más y por fin se decide a tomar tierra. Se puede sentir hasta en nuestra piel, como sus enormes alas de casi tres metros de envergadura mueven el viento al aterrizar.
   Nos ponemos a lo que hemos venido, que es hacer fotos mientras el, o mejor dicho ella, (pues después nos comentó Carles a la vista de las fotos que se trata de la hembra), busca una pata, la coge con su pico para pasársela después a una pata y marcharse a dar cuenta de ella en otro lugar, (imagino que un enorme paredón rocoso donde se sienta totalmente tranquila).
   Nos supo a poco esta breve visita y le dijimos a Carles si había posibilidades de que volviera, nos dijo que si, que era muy probable que hiciera varias visitas, como así fue. Hasta tres veces se repitió la misma operación, entrando cada una de ellas más confiado que la anterior y dándonos mas tiempo para componer mejor nuestra imágenes.

   Sobre las cinco de la tarde vino Carles a recogernos, saliendo de nuestro escondite con una sonrisa de oreja a oreja por haber logrado nuestro propósito de fotografiar a una de las aves tan míticas y carismáticas como escasa, como es el pájaro de barro.

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7 comentarios:

  1. WOW!!!! Nunca he escuchado el nombre de este ave! Increible! Es un ave magnifico....las fotos son buenisimas.

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    1. Gracias por tu comentario Chris. El quebrantahuesos (gypaetus barbatus), conocido como el pájaro de barro por su costumbre de impregnarse las plumas con barro arcilloso de color rojizo, lo que le da ese color tan característico y a la vez precioso. Su plumaje original es de color blanco.

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  2. Antonio muy buenas fotos la verdad es que es un bicho precioso, muy bueno el relato me imagino como tendriais el corazon acelerado ha tope. Un saludo desde Zumaia.

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  3. ¡Nunca me había fijado en que tenían plumas a modo de barba!

    El color amarillento del plumaje del cuerpo es realmente bonito. Tampoco tenía ni idea de que era teñido. He estado comparando fotos por internet y veo que cuando son jóvenes el color es completamente diferente.

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    1. Hola Éric, gracias por pasarte y comentar.
      El nombre cientifico de esta ave es Gypaetus barbatus, que traducido vendría a decir: Gyp=buitre, aetus=águila y barbatus=barbudo, por lo tanto es buitre-águila barbuda, ya que pese a ser un buitre se asemeja más a un águila, sobre todo en vuelo.
      El color es debido a los baños que les gusta darse en pozas de barro arcilloso de color rojizo, también suelen coger pequeñas porciones de barro con el pico y se las van aplicando a lo largo de las plumas, de hecho los animales criados en cautividad que no tienen acceso a estas pozas, son totalmente blancos.
      Los individuos jóvenes tienen el plumaje totalmente pardo oscuro y con el paso de los años van adquiriendo en diferentes fases este precioso plumaje de adultos.

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  4. Menudas fotos nos muestras Antonio, has sabido sacarle el máximo partido al pájaro de barro. un saludo y enhorabuena

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